domingo, 25 de marzo de 2012

Aprovechemos la calma que surge despues de la tormenta.......

Bendiciones Ocultas.
Todos necesitamos recomfortarnos en los dias de afliccion.
Eso es justo,
por otro lado,no obstante,es importante reconocer
que la Providencia Divina,no nos proporciona dificultades sin motivo.
Entendiendose,pues,que Dios jamas nos abandona a las propias flaquezas,sin permitir que vengamos
a cargar fardos incompatibles con nuestras fuerzas.
Toda vez que sustentados en nuestras
tribulaciones, huyamos de usar el consuelo,
a la manera de la flor esteril.

Aprovechemos la calma que surge despues de la tormenta
intima para fijar la leccion,
que el sufrimiento nos ofrece. No nos proponemos,
sin duda, elogiar a los iniciadores de contrariedades
y a los fabricantes de problemas,
no obstante
es preciso que nos demos cuenta
con respecto a los provechos ocultos en las pruebas
que nos visitan.

Quien podria adivinar a que abismos nos llevaria
el amigo menos responsable, en quien confiamos totalmente.
Si el mismo no nos diese a beber la hiel de la desilusion
con que se nos abren los ojos
a la verdad.
Quien conseguiria medir los espinos de la discordia
en la que enlodariamos, el espiritu,
si no son las decepciones y luchas soportadas
por nuestro equipo de trabajo, para ensenarnos la union
imprescindible para la senda a caminar?

Ingratitud, en muchos casos, es el nombre de la bendicion.
Con que la infinita misericordia de Dios,aparta de nosotros
un ente amado, para que ese ente amado,
por un efecto descontrolado no nos
induzca al desequilibrio.

Un obstaculo en el diccionario de la realidad,
en muchas ocasiones, significara apoyo invisible
para que no nos descarriemos en la precipitacion
y en la improductividad.

Usar el llanto y sufrimiento
exclusivamente para lamentar y desesperarse
nos abocara para el desanimo y la rebeldia.

Llorar y sufrir, si, pero
para reequilibrarnos,
elevarnos,
mejorar,
contruir.
Nuestras pruebas son nuestras bendiciones.
Reflexiona en los males mayores que te alcanzarian
fatalmente si no tuvieses el socorro providencial
de los males menores de hoy y reconoceras que todo
contratiempo aceptado con serenidad
viene de las Manos de Dios,
alertandote el corazon
y guiandote el camino.